Has cruzado el puto Atlántico para verme y te has ido con las manos vacías. Ya sé que es tarde para las disculpas, pero siempre nos quedará disfrutarnos en otra vida, que parece claro que en ésta nunca encontraremos el momento adecuado. Por ahora esconderé tus ojitos rojos que son como dagas, como despojos de una vida mejor, y echaré a andar en dirección contraria, adentrándome en la tierra, alejándome del mar.
No me tengas en cuenta estas palabras, tú sigue tu vida al oeste del sol.
diumenge, 27 de març del 2011
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