tal vez su luz que vuelve y vuelve sea la última certeza que me queda



dijous, 25 de febrer del 2010

Los domingos por la tarde suelo jurarme qe cambiaré mi vida, que voy a deshacer este collage de rutinas que me acuarela poco a poco. Voy viviendo de los sueños y la prisa, tengo la cuenta de mi misma números rojos. Me pregunto si debajo de la cama siempre hay monstruos...
Sigo buscando mi milagro a expensas de este enero tan absurdo, tan agudo, tan rugoso y tan espeso, porque ¿quién se ha olvidado su disfraz en mi ropero? Y sin querer mirar atrás rompo a llorar por mi abril muerto.
Los inviernos por la tarde nunca acabarán a tiempo si hoy el cielo se derrama y el suelo se me hace eterno, buscadme entre la arena de nostalgia que amenaza desde los bolsillos de mi miedo si me muero en el intento de vivir. Niña de tiza, cicatrices clandestinas al borde de mi sonrisa, alma cansada de tu risa, alma cansada de mi misma. Fui tan rápido por el carril de ida que no me fijé en cómo volver al país de las Maravillas, y ahora me mandas postales de tu galaxia expansiva, mientras yo me rompo el alma de tanto gritar, de tanto gritar...
Nadie va a salvarme del vendaval.

dissabte, 6 de febrer del 2010

¿Oyes?

A veces me olvido de reir cuando los pájaros emprenden el vuelo. Y todo aparece desnudo y descarnado y como con cicatrices por todos lados, cicatrices clandestinas de muñeca de trapo estampada contra un muro.
Hay algo entre el mundo y yo. Apenas un humo esquivo. Oye, no sé cómo sacarlo, ¿me ayudas a sacarlo? Oye, parece que va a salirse el mar de tanto oleaje que hay.

Creo que el tiempo me mira con sus ojos polvorientos y se ríe de mí.

Y qué frío, ¿no? ¿Dónde se esconden las alas rotas? Tengo que esconderlas, ¿sabes si puedo dejarlas en algún lado? ¿Ahí cerca del fuego, seguro? No me las quemaréis, ¿verdad? Que en el fondo me importan, ¿eh? Oye, a veces me olvido de cómo vivir. Maldita sea.

En realidad todo esto es pantomima, supongo que ya lo sabes. Palabras que suenen bien. A ver si la Maga me lee algún día y decide hacerme una visita, en realidad es eso, palabras bonitas para que la Maga venga. Me regalaron una caja, dentro había una caja, con una caja en su interior, que guardaba una caja, y me pasé la noche abriendo cajas pero se han hecho tan pequeñas que ni las puedo ver, así que nunca sabré si realmente hay algo ahí dentro. Puede que no, puede que me regalaran el infinito. Quién sabe.

Oye, mi nuca te echa de menos.