tal vez su luz que vuelve y vuelve sea la última certeza que me queda



dilluns, 10 d’octubre del 2011

Pieles blancas como lienzos. Pieles blancas para estrenar. Pieles blancas como sábanas y como tierras prometidas.

Pieles blancas y no pertenecemos al mismo lugar. Y no hablamos la misma lengua. Pieles tan blancas que hasta duele mirarlas, pero quién es el idiota que cierra los ojos ante tanto cristal. Rompo todo lo que toco, y esto no es novedad, y mancillo tu piel blanca mientras nos preparamos para la escena final.

Las paredes de ladrillo están sucias con elegancia, y en los días que hace bueno el sol nos engaña y nos hace creer que el agua del río es tan azul como la del mar. Puentes y botes de remo que se mueven como flechas. Nadie cuelga las sábanas del balcón en esta ciudad, donde el aire es tenso como el cristal y como tu piel blanca que se desdobla sobre la mía, a traición, a contrapelo, a contratiempo y contrarreloj.

Si suena Carlos Gardel me vuelvo a mi casa y no te llevo en mi maleta. Ningún Dios cuidó nunca de mí.